martes, 18 de diciembre de 2012

Y hacía calor...


Estaba envuelto en un gran lío: la persona responsable del incidente había huido de la escena, y yo, por curioso, me había acercado a deleitarme de porfías ajenas. Demás esta decir que la voz de mi conciencia, mi alter ego, etc. exclamaba estrepitosamente perjurios contra mi persona, abogando por el sentido común y la mal sana costumbre de disfrutar del dolor de otro.

La posibilidad de escape era tan buena como la de hacerme invisible por alguna intervención divina.
Aquel callejón de piedra gris, sumido en el centro de la ciudad, atiborrado de puestos callejeros y curiosos, parecía ya una cárcel.

Fui sujetado por un hombre fornido, aún joven, que me doblaba en tamaño; mis pies y el suelo perdieron cualquier tipo de relación o vínculo, en un instante ya estaba siendo trasladado al  interior de uno de los edificios que conformaba dicho callejón. Si fue a la derecha o a la izquierda me pareció irrelevante.

En la habitación, oscura tras cerrarse la puerta, habían una mesa de madera y unas dos o tres sillas. (Nuevamente el numero inexacto viene a reforzar la teoría que mi familia ha estado consolidando estos años de algún tipo de falla mental.) En la cabecera de la mesa estaba un señor ya de cierta edad al que tome como líder simplemente por que presentaba canas y las manejaba con mucha gala.
Para entonces ya había sido rodeado por al menos diez personas más, la situación no pintaba nada bien, ya la voz de mi cabeza se había silenciado por voluntad propia para no agravar el miedo que sentía, que empezaba a ser notorio.
Se acercaron lentamente y ...

-"Y de allí no recuerdo nada más oficial, hasta que vi su rostro cuando me saco de esa ingrata caverna"
-"¿Hay algún otro detalle que se le esté escapando que pueda facilitar nuestra investigación?
-"Ya le he dicho todo lo que mi memoria ha almacenado, quizá que fue la curiosidad la que mató al gato, o ... ¡Ah! casi se me olvidaba, y hacía calor"

jueves, 2 de agosto de 2012

El pianista



Sentado en la banca de madera;
Enfrente, una hilera de perlas blancas y negras, a las órdenes del gran maestro para plasmar en ellas y ser participes del alma genio.

Notas surgen de las entrañas de aquella caja. Vidas efímeras que acallan en pocos segundos, viven desinteresadas con el motivo suficiente del éxtasis de ser parte de la composición de una vida.

Harmonías y melodías, ritmos y cromatismos empiezan a tomar forma. Pinceladas redondas en un mar de ideas, tonalidades aún ignotas, nuevas para los oídos inexpertos, que serán apreciadas en la muerte del compositor. ¡Óiganme Debussy, Scriabin!

Poco importa la apreciación inmediata de oídos imaginarios.
Los sentimientos son tan validos por ellos mismos que la aprobación mundana sobra, ¡Y cómo lo hace!

Desprende pedazos de alma con cada nota, más intima que cualquier relación humana, más intima que su relación con dios. Es él en su más pura esencia e indomable estado.

Poeta mudo que recita con los dedos palabras tan profundas que no pueden ser expresadas con algo tan corriente como lo es el lenguaje: simplón y limitado.

Tan radiante y tan muerto, no existe satisfacción mayor que decirle todo al mundo, reproches y lamentos, en función tan sublime, con la certeza de haberse perdido en el tiempo y en el espacio quizá ...

lunes, 23 de julio de 2012

De lo trágico de la vida, y lo cómico del ser.

Lo que es y viene siendo la minúscula partícula del ser...

Es difícil aclarar mi situación ontológica.
Exiliados a la conciencia de un plano árido
Nos acurrucamos llorando por nuestra existencia paradójica
Y la razón por fin se ha ido.

Buscamos aquello que no se encuentra: propósito;
eludiendo a si nuestra responsabilidad ficticia de crear.
El espanto de encerrarnos en nuestra propia mentira, para sobrevivir un día más.

Bestias perdidas rumiantes de nada,
Errores evolutivos nos dieron inteligencia, y sádicamente, más aun, conocimiento de si.

Las noches son pesadamente reflexivas, y ahogan con su triste negrura.
Pensamientos vagos de una triste postura,
Que no permiten respirar ni avanzar.

Negro como negro mismo.
Negro como de ausencia y de nada.
No se puede definir lo que no es.

Dudemos entonces de que si somos ahora y no más mañana,
la burda temporalidad se reduce a que en verdad nunca fuimos
más que una experiencia vana.

lunes, 16 de julio de 2012

Fachada en ruinas


Animal moribundo en congregación forzada,
Aparenta todo aquello que no es;
Evitando así su entrada de gala al patíbulo social.

Natural e irrevocable misantropía
subyace bajo el rostro sonriente,
con forzada voluntad se sostiene,
la pulcra falsedad de notoria simpatía

¿Qué hacer para escapar al vulgar impulso de necesidad de pertenecía?
¿Cómo atreverse a transgredir las normas morales por simple pertinencia?

Persona o mascara, no importa la que fuera, el peso sigue siendo el mismo. Como un edificio que arde y se derrumba, la mente no soporta semejante optimismo.

Queda solo una fachada en ruinas
Aspectos de una persona que fue otra y ahora es ella.
Tachado injustamente de haber cambiado,
cuando en realidad solo su alma había desnudado.

Aunque ya te conocía

Fue mucho tiempo ya la noche aquella en que por primera vez te vi.
Eras por mucho la cosa más bella
La criatura perfecta creí.

Te soñaba mía.

Loca idea aquella que un pobre muchacho tuvo de ti.
Era tan inalcanzable el propósito que dolía el alma misma. Por lo tanto como sensato humano rescindí de ti.

Muchos años después te vuelvo a encontrar pero no como una persona si no como luz. Eran oscuras mis penas y profundos los abismos en los que habitaba y a lo lejos solo a ti te vi.

Aunque ya te conocía jamás pensé que la vida mía fuera a depender de ti. Te amo como persona amante pero te amo aun más por que mi existencia te la consagre a ti.

miércoles, 11 de julio de 2012

Aquel dolor que del pecho no sale


Tortuosos caminos que no llevan a ninguna parte, recorridos por el placer de sentir dolor. Mal sana costumbre de un alma empecinada, decidida a no encontrar paz.

Lugares fríos y recónditos, de más esta describir su soledad. Donde toda esperanza se desvanece y no vuelve jamás.

¿Cómo salir de estos recintos oscuros que causan pena si son reconfortantes y adictivos?
¿Cómo superar el miedo de no ser más?

Interrogantes abundan en esta existencia, mas de encontrar respuestas no me siento capaz.

viernes, 22 de junio de 2012

El cementerio

Cemento frío que guarda cálidos recuerdos de inmemorables personas; esperaban vivir a través del recuerdo y evitar la espantosa imagen del polvo y la nada.

Innecesarios rituales profanos que en sus pomposos movimientos pedían atención en incestuosa competencia para proclamarse el más sacro.

Símbolos distorsionados por el tiempo e interpretaciones, yacían sórdidos, fríos como recordatorio inexorable de lo que nos depara y no como reconfortante amuleto de una esperanza vana.

Colección de piedras y huesos,
De nauseabundas memorias y de muertas promesas. Las flores marchitas señalan lo fútil y lo fácil que es olvidar.

martes, 19 de junio de 2012

Angustia

Mientras divagaba forzosamente por las veredas del alcohol, aquellas meditaciones que cumplen la función de depresivo del sistema nervioso; yacía solo y con dolor.
Que mundo aquel que no permite un escape fácil al calvario innecesario al que fui subyugado, no hago mas que caer en en el sinsentido y decido pensar en ti.
Triste consuelo el que encuentro en el saber que no esperas más en mi.
De encontrar un motivo nuevo ajeno a ti, muy lejos ando y con menos ganas aun.
Te siento y lloro, lo olvido y regresa.
Es un tipo de sueño recurrente al cual no le encuentro fin, del motivo ni hablemos.
Al fin decido rendirme al disuasivo fantástico del fármaco recetado, que no me hace pensar u olvidar, anula el ser como cual muerto en vida para no sentir, como piedra de río arroyado por inmensas cargas pero sin conciencia que lo mortifique ni interesa.
 Busco, por lo tanto, la paz sin sentido en un mundo donde el dolor es rey y los bufos sus más humildes siervos.
No hay mayor satisfacción que el engaño y peor desgracia que el auto conocimiento de este disfraz aparente.

jueves, 5 de enero de 2012

No quiero encontrar lo que busco...

No quiero encontrar lo que busco
Puesto que el afán mismo de hallar 
Aquello que me es ajeno y carezco 
Me hace andar por las veredas
de la vida y de la muerte, hasta callar
Eternamente. 

No quiero encontrar lo que busco 
Si lo encontrase, ¿qué buscaría? 
Habría terminado con el objetivo de la vida mía 

Buscamos sin saber qué, 
Solo sabemos que debemos 
La pregunta no es qué
Sino que en verdad habemos