lunes, 10 de marzo de 2014

Carta a alguien que fue.

Son eternas las horas que me esperan,
En vana espera de verte llegar,
Mi mente se pierde en la soledad,
Y divaga por siempre en algún mundo ideal.

Imagina tus ojos mirándome
Para así no tener que olvidar
Aquellos días de ajeno tiempo,
Que hoy me provocan llorar.

¡Mente engáñame eternamente!
Dime que debo crear
Para que estas imágenes
No dejen nunca de llegar.

Dame la fórmula para por siempre anestesiar
Los sentimientos de culpa y arrepentimiento
Qué, a medida que pasa el tiempo,
No hacen otra cosa que acrecentar.

Soy carcelero entonces de mi propia persona
Juzgado y juez a la misma vez.
Me he encontrado culpable de inmadurez,
Y condena meritoria, tal como es.